lunes, 28 de abril de 2008

Abril es el mes más cruel...


Abril es el mes más cruel…



Dante, en su ‘De vulgari eloquentia’ (Sobre la elocuencia de la lengua vulgar) definió la poesía como

Fictio rethorica musicaque posita, es decir, una ‘ficción compuesta con retórica y música’ (Libro segundo, IV, 2). Thomas S. Eliot, poeta, crítico, fue el fundador y director de Faber & Faber, una de las editoriales inglesas de poesía más prestigiosa. Ezra Pound le llamó ‘il meglior fabbro’, el mejor artesano. En su libro Función de la poesía y la función de la crítica (The Use of Poetry and the Use of Criticism, 1933) defendía Eliot que “en arte no hay libertad”, y que “lo que se llama verso libre, y que, si es bueno, es cualquier cosa menos libre, se defiende mejor bajo otra etiqueta”. Pero Eliot –autor de maravillosos poemas ‘en verso libre’, o mejor poemas cúbicos, como gustaba llamarlos a un profesor mío– escribió un poema que, para los que os manejáis con el inglés, podéis leerlo en www.bartleby.com). Yo os dejo una traducción al español. Espero que os guste (está ‘copipegada’ de www.terra.es):


T.S. Eliot (1888–1965). The Waste Land. 1922.


Abril es el mes más cruel, hace brotar

lilas del interior de la tierra muerta, mezcla

la memoria y el deseo, estremece

las raíces marchitas con lluvia de primavera.

El invierno nos mantuvo calientes, cubriendo

la tierra con nieve de olvido, alimentando

un poco de vida con tubérculos secos.

El verano nos sorprendió, pasando sobre el Starnbergersee

con una cortina de lluvia; hicimos un alto bajo la galería de columnas,

y continuamos a la luz del sol, adentrándonos en el Hofgarten,

y bebimos café, y hablamos durante una hora.

Bin gar keine Russin, stamm' aus Litauen, echt deutsch.

Y cuando éramos niños, pasando una temporada donde el archiduque,

donde mi primo, él me sacó en un trineo,

y yo estaba asustado. Él dijo, Marie,

Marie, agárrate fuerte. Y para abajo fuimos.

En las montañas, allí uno se siente libre.

Leo, gran parte de la noche, y voy al sur en invierno.

¿Qué son las raíces que se prenden, qué ramas brotan

de estos escombros minerales? Hijo de hombre,

nada puedes decir, o adivinar, ya que sólo conoces

un montón de imágenes rotas, donde el sol golpea,

y el árbol muerto no ofrece refugio, ni el grillo consuelo,

ni la piedra seca rumor de agua. Sólamente

hay sombra bajo esta roca roja,

(ven bajo la sombra de esta roca roja),

y yo te enseñaré algo diferente, tanto de

tu sombra en la mañana avanzando a tus espaldas

como de tu sombra a la tarde creciendo para encontrarte;

yo te enseñaré el miedo en un puñado de polvo.

Frisch weht der Wind

Der Heimat zu

Mein Irisch Kind,

Wo weilest du?


"Tú me trajiste jacintos por primera vez hace un año;

ellos me llamaban la chica de los jacintos."

- Sin embargo cuando regresamos, tarde, del jardín de jacintos,

tus brazos llenos, y tu pelo húmedo, yo no podía

hablar, y los ojos me fallaban, no estaba

ni vivo ni muerto, y no sabía nada,

mirando en el corazón de la luz, el silencio.

Oed' und leer dar Meer.

Madame Sosostris, famosa clarividente,

tenía un terrible resfriado, pero de todos modos

es conocida como la mujer más sabia de Europa,

con un mazo de cartas muy mordaz. Aquí, dijo ella,

está tu carta, el Marinero Fenicio ahogado,

(Perlas son estos que fueron sus ojos. ¡Mira!)

aquí está Belladonna, la Señora de las Rocas,

la Señora de las situaciones.

Aquí está el hombre de los tres bastos, y aquí la Rueda,

y aquí está el mercader con un sólo ojo, y esta carta,

que está en blanco, es algo que carga a la espalda,

que me está prohibido ver. No encuentro

al Colgado. Teme la muerte por el agua.

Veo multitudes de gente, dando vueltas en círculo.

Gracias. Si ves a la querida Mrs. Equitone,

dile que yo misma le llevo el horóscopo:

uno debe ser así de cuidadoso hoy en día.

Ciudad irreal,

bajo la niebla ocre de un amanecer de invierno,

una muchedumbre fluía sobre el Puente de Londres, tantos,

no tenía ni idea de que la muerte hubiera destruido tantos,

suspiros, cortos e infrecuentes, eran exhalados,

y cada hombre llevaba los ojos clavados un poco por delante de sus pies.

Fluían colina arriba y bajaban King William Street,

adonde Saint Mary Woolnoth daba las horas

con un sonido muerto en la última campanada de las nueve.

Allí vi a alguien que conocía, y le paré, gritando: "¡Stetson!

¡Tú que estuviste embarcado conmigo en Mylae!

Aquel cadáver que plantaste en tu jardín el año pasado,

¿ha empezado a retoñar? ¿Florecerá este año?

¿O ha perturbado su lecho la helada repentina?

¡Manten al Perro lejos de aquí, ya que es amigo de los hombres,

o con sus uñas volverá a desenterrarlo!

¡Tú! hypocrite lecteur! - mon semblabe, - mon frère!

1 comentario:

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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