miércoles, 22 de abril de 2009

SIR ARTHUR CONAN DOYLE (4): LAS AVENTURAS DE SHERLOCK HOLMES

SIR ARTHUR CONAN DOYLE (4): LAS AVENTURAS DE SHERLOCK HOLMES


Aunque Sir Arthur Conan Doyle ejercía como médico oculista en un buen barrio de Londres, la ausencia de clientes unida a su férrea vocación literaria le decidieron a dedicarse a la literatura por completo. Corría la última década de 1800. En torno a los años de 1890, Conan Doyle se afanaba en la escritura de novelas históricas (su gran pasión, en las que seguía a su modelo, el también escocés Sir Walter Scott), alternándola con relatos propios de un subgénero menos querido por él, pero más lucrativo: las novelas y cuentos policiacos. Ya había escrito dos novelas (Estudio en escarlata, 1887, y El signo de los cuatro, 1890, de las que tratamos en anteriores entregas) en las que había presentado al extraordinario personaje del más célebre detective de todas las épocas: Sherlock Holmes.

Esta vez tuvo el acierto de poner al consultor-detective del número 221 B, de Baker Street, en historias más breves, pero siempre narradas por el ingenuo y entrañable Doctor John H. Watson. Esas narraciones breves, a las que puso el título de Las aventuras de Sherlock Holmes (The Adventures of Sherlock Holmes), vieron la luz entre 1891 y 1892 en la revista Strand Magazine. El agente literario de Conan Doyle las contrató en exclusiva para la Strand Magazine al precio de treinta y cinco libras esterlinas cada una. Además, Conan Doyle conservaba los derechos para publicarlas en forma de libro, si era su deseo en el futuro, como así fue.

La primera y tal vez más famosa de todas ellas, "Un escándalo en Bohemia" (A Scandal in Bohemia) apareció en el número de julio de 1891. Esta narración debe su celebridad a la aparición del personaje de Irene Adler, la cantante de ópera, la cual representa para Holmes el paradigma de mujer y por la cual siente tanto amor como odio, extensivo a todas las mujeres. Así, el relato comienza precisamente con estas palabras: "Ella es siempre, para Sherlock Holmes, la mujer". No podemos desvelar la trama de este relato, pero sí diremos que trata de un asunto internacional en el que resulta decisiva la intervención de Holmes y donde descubrimos algunos de los datos más interesantes acerca del personaje y su mundo.

En agosto y septiembre de 1891 aparecieron dos nuevas aventuras de Holmes: "La liga de los pelirrojos" (The Red-Headed League) y "Un caso de identidad" (A Case of Identity). Bastaron esas tres ficciones literarias con Holmes como protagonista para convertir a Conan Doyle en el literato inglés del momento. Lo que no había logrado con las dos novelas largas que precedieron a estas historias, pudo conseguirlo con las tres narraciones señaladas. En realidad, fueron estas aventuras, estas historias breves las que cimentaron tanto la fama del personaje de Holmes como la riqueza y la celebridad de su creador. En la literatura inglesa, y tal vez en toda la literatura europea, nunca se había dado un caso de tan fulgurante y arrolladora fama.

Pero Arthur Conan Doyle, a pesar del abrumador éxito, tenía en muy poca estima sus narraciones detectivescas y prefería imaginar y escribir relatos de corte histórico. No habían acabado de publicarse las seis primeras aventuras cortas de Holmes, cuando el editor de la Strand Magazine solicitó de Doyle nuevas narraciones, a lo que éste se negó en redondo. El editor, ante una nueva negativa de Doyle, tuvo que implorarle que escribiese esos relatos con Holmes como protagonista. Entonces a Doyle, para zafarse del insistente editor, no se le ocurrió otra cosa que subir el precio de sus cuentos detectivescos: cincuenta libras esterlinas por cada uno, que para la época era una cifra astronómica. Confiado en que su aguda estratagema funcionaría, envió la respuesta al editor de la revista Strand y, para su sorpresa, éste aceptó encantado con las nuevas condiciones económicas.

Con ello, los lectores podrían saciar su apetito de nuevas aventuras de Holmes y Watson. Conan Doyle escribió las aventuras séptima y octava ent una semana, entre octubre y noviembre de 1891. En los últimos meses de 1891 se publicaron "El misterio de Boscombe Valley" (The Boscombe Valley Mistery), "Las cinco semillas de naranja" (The Five Orange Pips) y "El hombre del labio retorcido" (The Man with the Twisted Lip), todas ellas muy bien recibidas por lectores innumerables y cada vez más ávidos de consumir nuevas y deslumbrantes historias de su detective favorito. Ya en 1892, desde enero hasta junio, siguió la serie con la publicación de "El carbunclo azul" (The Blue Carbuncle), "La banda de lunares" (The Speckled Band), "El dedo pulgar del ingeniero" (The Engineer's Thumb), "El aristócrata solterón" (The Noble Bachelor), "La diadema de berilos" (The Beryl Coronet) y, por último, "La aventura de la finca Copper Beeches" (The Adventure of the Copper Beeches).

Conan Doyle, ya desde el principio, se sintió asediado por la fama y la fuerza de su
personaje, así que, antes de escribir la última aventura de esta serie, concibió un maléfico plan, quién lo diría. El escritor confesaba sus pensamientos más íntimos a su madre: "Estoy pensando en matar a Holmes en la última aventura, y así acabar con él de una vez y para siempre. Está apartando mi atención de cosas mejores". Pero hete aquí que la madre de Doyle se había convertido en una aficionada más a las extraordinarias andanzas del detective londinense y, de forma tajante, ordenó a su hijo, es más, le prohibió que acabase con la vida de Holmes, al tiempo que le sugirió la idea inicial del último relato, "La aventura de la finca Copper Beeches". No obstante, la idea de 'matar a Holmes', como veremos en entregas posteriores, no se apartó de la cabeza de Conan Doyle, hastiado por la popularidad de su creación y por su increíble vitalidad más allá de las páginas de libros y revistas.

Todas las narraciones de Las aventuras de Sherlock Holmes son meritorias. Unas
más que otras, bien es cierto, pero algunas rayan la perfección, tanto en las tramas como en su envoltura literaria. No en vano, Chesterton consideraba a esta primera serie de aventuras holmesianas como la mejor colección de relatos policiales de toda la historia de la literatura, lo que es mucho decir. En ellas descubrimos el humor de Conan Doyle; su gusto por los títulos y asuntos bizarros (¿a quién sino a él se le ocurrirían historias que se llamasen "La liga de los pelirrojos", "El dedo pulgar del ingeniero"?); sus intrigas poseen un tempo narrativo sabiamente medido y dosificado; lo asombroso de las soluciones que Holmes propone; la amabilidad de Watson, que provoca una sonrisa cómplice en los lectores... Estos y otros rasgos confirman la opinión de Chesterton, de manera que convierten a Las aventuras de Sherlock Holmes en toda una lección de maestría narrativa y modelo de cuentos policiales. Los autores que siguieron a Conan Doyle, entre ellos el mismo Gilbert Chesterton, tuvieron muy presentes estas historias para construir sus propios relatos y las figuras de sus detectives de ficción, que en los primeros tiempos de la novela policial no fueron otra cosa que, o bien una imitación, un burdo remedo de Holmes o bien una parodia del inmortal personaje.

Sin duda conocéis estas narraciones, que han sido llevadas al cine y a la televisión en diversas ocasiones. Si, por el contrario, tenéis la espléndida fortuna de no haberos adentrado aún en el universo de Holmes, os recomendaríamos que empezaseis por estos relatos, antes que por las novelas largas. A buen seguro os gustarán y os apasionarán tanto como a nosotros, y hasta es posible que os hagáis seguidores de Holmes. Como curiosidad personal, os revelaremos que nuestras preferidas son "Un escándalo en Bohemia", "La liga de los pelirrojos" y "El carbunclo azul". Os proponemos, para finalizar, un pequeño juego: si ya las habéis leído y las recordáis, comentadnos cuál o cuáles son vuestras favoritas. Si no las conocéis, leedlas cuando tengáis tiempo y comentadnos cuáles os han gustado más.

Un cordial saludo, querido amigos del blog de Hilaire, Gilbert y Frances.


12 comentarios:

Ruth dijo...

La liga de los pelirrojos fue la primera que leí y una de mis favoritas. También Cinco semillas de naranja, Un escándalo en Bohemia, El misterio del Valle Boscombre... y muchos más!

Francis Nicolás dijo...

Buen comentario JFK... Realmente no me meto con el franquismo, me meto con los franquistas y con los antifranquistas que normalmente representan el anti sentido común.

Por cierto, critícame a Mrs Christie, Agatha, anda, me gustaría saber la opinión cierta de un "morguetólogo".

:)

Trirreverencia inclinatoria, Sir.

Francis Nicolás dijo...

Me imagino que habrás pillado la ironía y el doble sentido en el comentario que le he dejado a Escribypoc (digoo Dicybug)sobre el tuyo a él... Es ironía porque pienso como tú y quisiera que se prodigara más... pero el mármol de las Cariátides lo sacaron de su cabeza, me temo.

En cuanto al belga del bigote retorcido, espero lo que haga falta.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola GKCh,
¿Estaba casado Sir Arthur Conan Doyle? Si sí, ¿qué opinaba su mujer sobre Holmes?
Muy entretenida esta última entrada tuya. Gracias!
Dos besos!

buggy dijo...

Hola GKCh,
la verdad es que le entran ganas a uno de ponerse a leer cosas de Doyle después de leer tu espléndido escrito.

Por ahora mi preferido es el Estudio en Escarlata, la única que recuerdo haber leído, je je je
Un abrazo

Francis Nicolás dijo...

¡¡Cuando pincho en tu página, me sale una advertencia de seguridad porque me dice que tienes elementos de goodcounter.org que pueden resultar maliciosos por malware para mi equipo...!!????
---------
En cuanto a tu comentario en mi blog... Micciona Cúmulos, o sea, Mea brumas...

Un abrazo...

(Aclárame lo del malware del goodcounter, ese...)

Anónimo dijo...

Hola GKCh,
Yo entraba para agradecerte tus amables palabras en mi blog y me encuentro con este radical cambio de estética!! Qué sorpresa!! Me gusta!
Dos besos!

Francis Nicolás dijo...

¡Chico, qué pocholada!

Chocolates y Bambúes (os e dice bambuses)


Un abrazooooooo

mienmano dijo...

¡Bien hallado, G.K.Ch.!

Por si te interesan pastiches de Sherlock, aquí te paso unos enlaces:

http://ignacioegea.blogspot.com/2006/10/ojo-con-los-mviles.html

http://little-green-men-spanish.blogspot.com/2006/10/ojo-con-los-mviles-pastiche-victoriano_08.html

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Querido amigo:
He disfrutado con la lectura de esta entrada que nos pone un poco al corriente de la vida de Sir Arthur Conan Doyle, así como de su muy interesante (apasionante) obra.
Tu cambio de look en el blog me parece estupendo, serio, sobrio, bien combinados los colores y una buena distribución de los espacios. Felicidades tanto por el post como por el look.
Un abrazo.

buggy dijo...

Hola GKCh,
lo cierto es que yo no me escandalizaría si el PP dijera que "lo más prudente es mantener relaciones con preservativo cuando lo haces con una pareja que no es estable, dicho lo cual los católicos abogamos por mantener relaciones con parejas estables, con o sin preservativo, que sobre cómo ejercitar las relaciones sexuales la iglesia no tiene nada que decir".

¿Te escandalizarías? ¿Te parecería mal?

Hay mucha gente, como una señora de mi familia política que no piensa por sí misma sino que cree a pies juntillas lo que dice la iglesia. Es irresponsable proponer la moral católica como remedio para el sida, criticando el preservativo.

Está claro que hay quien se lo disculpa todo al Papa.

No pasa nada por discrepar.

Anónimo dijo...

I must digg your post so more people are able to look at it, very helpful, I had a hard time finding the results searching on the web, thanks.

- Murk

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