viernes, 27 de marzo de 2009

"¿DE QUÉ MODO TE QUIERO?"

"¿DE QUÉ MODO TE QUIERO?"

Ignoro por qué o cómo ha nacido en mi mente la idea, pero el caso es que esta mañana, mientras iba al lugar donde trabajo, se me vino a la mente la figura de la poetisa inglesa Elizabeth Barrett-Browning (1806-1861), la esposa de Robert Browning, tal vez el matrimonio más entrañable, poético y romántico de toda la historia de la Literatura.

Caminaba por la calle esta mañana, entre somnoliento y distraído, como acostumbro a hacer a esas horas, y de pronto se me ha venido a la cabeza la imagen de ella, de Elizabeth, con su característico cabello, a ambos lados de la cara. Enseguida he pensado en Flush, la novela de Virginia Woolf, cuyo título alude al perrito, un cocker spaniel, que perteneció a la poetisa inglesa. Las orejas y el pelo de esta raza de perros recuerdan un poco al peinado de Elizabeth, pero esto es anecdótico.

Toda esta sucesión de ideas me sorprendió, sobre todo porque nada la había motivado. Tal vez deba acudir al psicoanalista. Lo cierto del caso es que rematé mi cascada de pensamientos acordándome de que precisamente una de las primeras biografías que Chesterton escribió fue la del poeta Robert Browning, con quien siempre se sintió bastante identificado. No puedo ocultarlo más: resumiré el amor entre Elizabeth y Robert, pues resulta una historia que bien merece contarse y es raro que no la hayan llevado al cine unas cuantas veces.

Elizabeth era una joven cultísima, dominaba varias lenguas clásicas y modernas desde su infancia, y mostraba una sensibilidad poética fuera de lo común. Su padre, Edward Moulton-Barrett, era un rico hacendado de severa y estricta moral. Varias enfermedades (tuberculosis y otras) y un estado de extrema debilidad obligaron a que Elizabeth fuera educada en su casa y a que sus padres la considerasen casi como una inválida, de forma que durante su infancia y adolescencia apenas salió de las habitaciones de su hogar.

Fue justamente el joven, romántico y rebelde poeta, Robert Browning, quien la conoció hacia 1845 y, a pesar de la oposición del padre, decidió hacerla su novia, primero, y su esposa, después. A tal punto llegaba el control del padre que Elizabeth y Robert hubieron de celebrar un matrimonio secreto, figura jurídica que admite la Iglesia en condiciones especiales. Para escándalo del padre, se fugaron de su casa, huyendo a Italia.

Gracias a Robert, la enfermiza y sensible Elizabeth había vuelto a la vida: de ser una cultísima mujer pero postrada en el lecho, encerrada tal vez de por vida, se convertió en una escritora llena de vitalidad, comprometida con algunas causas políticas y amante de su fiel esposo, que para ella fue siempre una especie de salvador.

Nadie como ellos ha encarnado el amor romántico, fiel y entregado, hasta lo más profundo del alma humana. Tuvieron un hijo y durante bastantes años vivieron libres y dichosos en Italia. Es una verdadera lástima que ella muriese poco después, en Florencia (donde está enterrada), en la Italia de su maravilloso amor, dejando a su marido en una situación de total abatimiento y tristeza. Sobre la muerte de la genial poetisa inglesa y sobre la reacción de su esposo, Chesterton escribió estas palabras en la citada biografía (Robert Browning, 1903):

"Un solo acontecimiento podía finalizar realmente aquella infinita vida de la
Arcadia italiana. Este acontecimiento ocurrió el 29 de junio de 1861. La esposa de Robert Browning murió, herida por la muerte de su hermana [...]. Murió sola en el aposento con Browning, y de lo que pasó entonces, aunque mucho se ha dicho, poco debiera decirse. Él, al cerrar la puerta de aquel aposento tras de sí, cerró una puerta en sí mismo, y nadie volvió jamás a ver a Browning sobre la Tierra, sino tan sólo una espléndida superficie" (Trad. de Simón Santainés).

Como colofón, he querido ofreceros uno de los poemas más célebres y celebrados de Elizabeth Barrett-Browning, el cual pertenece a su famosa obra Sonnets from the Portuguese (Sonetos del portugués, 1850) y es uno de los más conocidos de la poesía inglesa. Como siempre, os copio el original inglés acompañado por la versión castellana, hecha por Carlos Pujol. Espero que lo disfrutéis. Sin ninguna duda, podréis comprobar la hondura del amor de Elizabeth por Robert y la extremada sensibilidad poética de sus versos.

SONETO XLIII: HOW DO I LOVE THEE?

How do I love thee? Let me count the ways.
I love thee to the depth and breadth and height
My soul can reach, when feeling out of sight
For the ends of Being and ideal Grace.
I love thee to the level of everyday's
Most quiet need, by sun and candle-light.
I love thee freely, as men strive for Right;
I love thee purely, as they turn from Praise.
I love thee with a passion put to use
In my old griefs, and with my childhood's faith.
I love thee with a love I seemed to lose
With my lost saints, --- I love thee with the breath,
Smiles, tears, of all my life! --- and, if God choose,
I shall but love thee better after death.

SONETO XLIII: ¿DE QUÉ MODO TE QUIERO?

¿De qué modo te quiero? Pues te quiero
hasta el abismo y la región más alta
a que puedo llegar cuando persigo
los límites del Ser y el Ideal.
Te quiero en el vivir más cotidiano,
con el sol y a la luz de una candela.
Con libertad, como se aspira al Bien;
con la inocencia del que ansía gloria.
Te quiero con la fiebre que antes puse
en mi dolor y con mi fe de niña,
con el amor que yo creí perder
al perder a mis santos… Con las lágrimas
y el sonreír de mi vida… Y si Dios quiere,
te querré mucho más tras de la muerte.

11 comentarios:

Francis Nicolás dijo...

Es curioso, me imagino qué se sentirá al tener como pareja una mujer capaz de escribirte poemas de amor tan depth.

Apunto de crujirte en el canapé de la cama y unos labios te susurran cosas indómitas con la fiebre que antes puse .

Suertudo este señor con nombre de pastelito de chocolate.

Mr, no me dirá usted que no... o lo mismo usted ya tiene esa infinita suerte.

Un abrazo.

Rictus Morte dijo...

No sabía nada de este matrimonio de poetas ingleses. Así que poco puedo aportar. Pero te aconsejo Gilbert que te pases por aquí:

http://almargendelosdias.blogspot.com/

Enrique Baltanás lleva dos posts seguidos sobre Chesterton y por esos lares son muy sesudos.Un saludo

Anónimo dijo...

Hola GKCh,
¡Qué bonito poema! ¡Me alegro mucho de haberlo podido disfrutar gracias a ti!
Me han gustado mucho tanto la versión original en inglés como la versión en español, pero al leer una detrás de la otra he comprobado que la segunda no es traducción literal de la primera sino (imagino) una traducción un poco libre para que el resultado en español resulte tan bonito como en inglés. Sin embargo, me apetecía saber qué decía literalmente la versión inglesa. Había algunas estructuras y palabras que en una primera lectura no entendía. Así que he traducido el poema a mi manera, intentando ser fiel a la versión original. Hay fragmentos que todavía, a pesar del diccionario, para mí son difíciles de comprender, pero el resultado de mi intento es el que te pongo a continuación. A mí, ahora, con las palabras más claras, me es más fácil disfrutar en mayor medida al leer directamente la versión original.

¿Cómo le amo a vos? Déjeme contarle de qué maneras.
Le amo hasta la profundidad y anchura y altura a las que mi alma puede llegar, cuando se siente libre para poder dirigirse a los límites del Ser y de la Gracia ideal.
Le amo hasta el nivel de la más discreta necesidad de cada día, con el sol y a la luz de una vela.
Le amo con libertad, como los hombres luchan por el Bien;
Le amo puramente, como ellos vuelven tras la Alabanza.
Le amo con una pasión que antes puse en mis viejas penas, y con la confianza de mi infancia.
Le amo con un amor que yo creí perder con los santos que perdí, --- Le amo con el aliento, sonrisas, lágrimas, de toda mi vida! --- y, si Dios quiere, le amaré mejor después de la muerte.

Dos besos!

Anónimo dijo...

:)

He disfrutado haciendo la traducción. Gracias a ti!!
Dos besos!

buggy dijo...

Hola GKCh,
es raro que ella se llama E. Barret-Browning y no simplemente E. Browning.

Es curioso el tema de las traducciones. ¿Para qué sirve la rima? ¿Qué es mejor, cambiar un poco el significado y que rime o traducirlo literalmente y que pierda la rima? ¿Se "ajustaron" las palabras, y por tanto los significados, originales para buscar la rima?

Un abrazo, anglófilo

Anónimo dijo...

Muchas gracias por tu amable comentario, GKCh!
Dos besos!

Rictus Morte dijo...

Ya te he dejado apuntado en mi blog lo del premio. La pipa, Holmes, Chesterton... ¡Cuántas cosas nos unen! A ver si encontramos algo en lo que no coincidamos. ¿No serás del Barsa...? Jeje. Un abrazo

Emperador dijo...

Leí hace tiempo ese poema de E. Barret-Browning y es una de las declaraciones de amor más inmensas que existen. Ojalá todos los amores fueran así.
Abrazos. A ver si me prodigo mas por estos lares.

In diebus illis dijo...

Bueno he de añadir en contra-argumento, que aunque era una crítica no a la lectura de Larra, que es como calidad literaría es recomendadísima pero si negligente con la ortodoxia cristiana. Lo mismo me pasa con el señor Jiménez Losantos me gusta mucho en las formas pero me parece dañino en el contenido, como muy bien le expuse una vez al señor J.M. de Prada, al intentar hacer una "defensa" de su obra.

Siga sumergiéndose en la literatura inglesa que los cazurros ignorantes del inglés como un servidor nos perdemos grandísimas cosas.

Fran Capitán dijo...

Gracias a todos, amigos, por vuestros comentarios. Os agradezco incluso las críticas, que también son bien recibidas, en especial si se están justificadas.

Saludos

Zambullida dijo...

Este historia de amor y este poema es de lo más maravilloso que he leído nunca, de ahí que no pudiera evitar reproducirlo en mi blog. Gracias, Fran.

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