RECUERDOS DE INFANCIA Y ADOLESCENCIA (2)
La infancia es ese espacio maravilloso y ese tiempo irrecuperable en el que se va forjando la personalidad de cada uno, donde se descubre el mundo y se forman las impresiones, las sensaciones e ideas que nos acompañarán durante buena parte de nuestra vida.
Al repasar los primeros capítulos de la Autobiografía (Autobiography, 1936) de G. K. Chesterton, encontramos algunos recuerdos de su infancia y adolescencia realmente curiosos, significativos de la sociedad victoriana en la que le tocó vivir y relevantes para entender el carácter de este autor.
Esas memorias de infancia nos revelan muchos datos acerca de su forma de ser y de las personas que rodearon su infancia. En esta entrada continuamos repasando algunas de esas vivencias infantiles y juveniles, cuya lectura a buen seguro os resultará interesante. Cito según la última edición castellana de la Autobiografía (Barcelona, Editorial El Acantilado, 2003; traducción de Olivia de Miguel). Hoy os ofrezco varios fragmentos donde Chesterton habla de su familia, en especial de su abuelo y de su padre, con una divertida anécdota al final.
En primer lugar, nos referiremos al abuelo paterno de Chesterton, Arthur, el cual era, en sus propias palabras, "un hermoso anciano, de pelo y barba blancos, y modales que tenían algo de aquella solemnidad refinada que solía ir acompañada de la obsoleta costumbre de ofrecer brindis y dedicatorias. Mantenía la vieja costumbre cristiana de cantar en la mesa..." (págs. 9 y 10).
En efecto, en algunas narraciones del autor se alude a esta vieja costumbre de cantar en la mesa. Estas canciones versaban, en general, sobre temas patrióticos ingleses (Trafalgar, Waterloo) y acompañaron la infancia de Chesterton en el ámbito más familiar, de modo que la poesía, aunque fuera tan retórica como estas canciones, estuvo presente en su vida desde siempre. Luego volveremos sobre esto.
Más adelante, al hilo de los modales refinados y ceremoniosos, nos cuenta que un hombre que entró en el negocio inmobiliario de los Chesterton en Kensington pidió ser presentado al abuelo. Se acercó a él y con un sinfín de alabanzas y reverencias, le dijo: "Señor, es usted un monumento, todo un hito", lo que halagó al abuelo, quien replicó que llevaban bastante tiempo en Kensington dedicados al negocio de la venta de fincas. Después, el hombre añadió: "Es usted un personaje histórico; usted ha cambiado por completo el destino de la Iglesia y el Estado", lo que, según Chesterton, debió ser interpretado por el abuelo como una forma poética de describir el éxito de su agencia inmobiliaria. Pero Edward, el padre de Chesterton, enseguida se dio cuenta de que el desconocido se refería a las controversias entre las ramas liberal y conservadora de la Iglesia anglicana, y más concretamente al caso de "Westerton contra Lidell", sobre una denuncia que un miembro de una cofradía protestante hizo contra un párroco por algún delito de papismo ("posiblemente el de vestir una sobrepelliz", p. 11, comenta el autor con ironía). El extraño remató su catarata de alabanzas con estas palabras: "Y sólo espero que usted apruebe ahora cómo se llevan los servicios de la parroquia", a lo que el abuelo contestó cordialmente que a él no le importaba cómo se llevaban. De resultas de lo cual, el padre de Chesterton se vio obligado a aclararle al desconocido que ellos se llamaban Chesterton y no Westerton. Con todo, al abuelo le encantó que, aunque fuera por error, le llamaran "monumento" e "hito".
Gracias a esa costumbre de su abuelo de cantar en las comidas y, sobre todo, a la afición de su padre por la literatura, Chesterton conocía la poesía inglesa de memoria desde que era muy pequeño ("...yo me sabía gran parte de ella mucho antes de que pudiera entenderla", p. 14). Así, cuenta que un buen día, a los seis o siete años de edad, iba andando por la calle recitando totalmente emocionado estos versos de William Shakespeare:
Buen Hamlet, desecha esa tristeza que te agobia / y miren tus ojos como amigo al rey de Dinamarca, / no tengas para siempre baja la mirada / buscando en la tierra a tu esclarecido padre...
"y en aquel preciso instante me di de narices contra el suelo" (p. 15). La anécdota, además de ser simpática y divertida, revela muy bien ese conocimiento de la poesía inglesa que tenía su autor y que, sin duda alguna, influyó con el tiempo en su decisión de ser escritor.
Al repasar los primeros capítulos de la Autobiografía (Autobiography, 1936) de G. K. Chesterton, encontramos algunos recuerdos de su infancia y adolescencia realmente curiosos, significativos de la sociedad victoriana en la que le tocó vivir y relevantes para entender el carácter de este autor.
Esas memorias de infancia nos revelan muchos datos acerca de su forma de ser y de las personas que rodearon su infancia. En esta entrada continuamos repasando algunas de esas vivencias infantiles y juveniles, cuya lectura a buen seguro os resultará interesante. Cito según la última edición castellana de la Autobiografía (Barcelona, Editorial El Acantilado, 2003; traducción de Olivia de Miguel). Hoy os ofrezco varios fragmentos donde Chesterton habla de su familia, en especial de su abuelo y de su padre, con una divertida anécdota al final.
En primer lugar, nos referiremos al abuelo paterno de Chesterton, Arthur, el cual era, en sus propias palabras, "un hermoso anciano, de pelo y barba blancos, y modales que tenían algo de aquella solemnidad refinada que solía ir acompañada de la obsoleta costumbre de ofrecer brindis y dedicatorias. Mantenía la vieja costumbre cristiana de cantar en la mesa..." (págs. 9 y 10).
En efecto, en algunas narraciones del autor se alude a esta vieja costumbre de cantar en la mesa. Estas canciones versaban, en general, sobre temas patrióticos ingleses (Trafalgar, Waterloo) y acompañaron la infancia de Chesterton en el ámbito más familiar, de modo que la poesía, aunque fuera tan retórica como estas canciones, estuvo presente en su vida desde siempre. Luego volveremos sobre esto.
Más adelante, al hilo de los modales refinados y ceremoniosos, nos cuenta que un hombre que entró en el negocio inmobiliario de los Chesterton en Kensington pidió ser presentado al abuelo. Se acercó a él y con un sinfín de alabanzas y reverencias, le dijo: "Señor, es usted un monumento, todo un hito", lo que halagó al abuelo, quien replicó que llevaban bastante tiempo en Kensington dedicados al negocio de la venta de fincas. Después, el hombre añadió: "Es usted un personaje histórico; usted ha cambiado por completo el destino de la Iglesia y el Estado", lo que, según Chesterton, debió ser interpretado por el abuelo como una forma poética de describir el éxito de su agencia inmobiliaria. Pero Edward, el padre de Chesterton, enseguida se dio cuenta de que el desconocido se refería a las controversias entre las ramas liberal y conservadora de la Iglesia anglicana, y más concretamente al caso de "Westerton contra Lidell", sobre una denuncia que un miembro de una cofradía protestante hizo contra un párroco por algún delito de papismo ("posiblemente el de vestir una sobrepelliz", p. 11, comenta el autor con ironía). El extraño remató su catarata de alabanzas con estas palabras: "Y sólo espero que usted apruebe ahora cómo se llevan los servicios de la parroquia", a lo que el abuelo contestó cordialmente que a él no le importaba cómo se llevaban. De resultas de lo cual, el padre de Chesterton se vio obligado a aclararle al desconocido que ellos se llamaban Chesterton y no Westerton. Con todo, al abuelo le encantó que, aunque fuera por error, le llamaran "monumento" e "hito".
Gracias a esa costumbre de su abuelo de cantar en las comidas y, sobre todo, a la afición de su padre por la literatura, Chesterton conocía la poesía inglesa de memoria desde que era muy pequeño ("...yo me sabía gran parte de ella mucho antes de que pudiera entenderla", p. 14). Así, cuenta que un buen día, a los seis o siete años de edad, iba andando por la calle recitando totalmente emocionado estos versos de William Shakespeare:
Buen Hamlet, desecha esa tristeza que te agobia / y miren tus ojos como amigo al rey de Dinamarca, / no tengas para siempre baja la mirada / buscando en la tierra a tu esclarecido padre...
"y en aquel preciso instante me di de narices contra el suelo" (p. 15). La anécdota, además de ser simpática y divertida, revela muy bien ese conocimiento de la poesía inglesa que tenía su autor y que, sin duda alguna, influyó con el tiempo en su decisión de ser escritor.
Comentarios
supongo que los "Westerton" se reirían mucho con la confusión. Menuda situación más embarazosa.
Un abrazo
Como me he incorporado hace poco a tu blog hay ciertas cosas que desconozco y que tengo curiosidad por saber. Por ejemplo, ¿cómo surgió en ti esta pasión por G.K. Chesterton? He de confesarte que antes de conocerte a ti yo no había oído nunca su nombre... Buffff... Qué desastre! ¿Es realmente un autor muy conocido? Perdona mi absoluta ignorancia en el tema... Me gusta mucho ver que a ti te apasiona. Es muy bonito apasionarse con lo que sea.
Un beso.
Desde el "FRAGO O DE" la batalla, Ariovisto.
Ave, Zado.
Un abrazo.
A mí no me pareces pesado con el tema!! A una persona como yo capaz de pasarse meses y meses contando el proceso de adopción de su hija no puede parecerle aburrido que le hables de uno de tus autores favoritos. Me gusta leer lo que nos cuentas, y en eso influye en gran medida cómo lo haces. ¿Sobre qué tipo de cosas escribía Chesterton?
Un beso.
PD. A Ariovisto le gusta picarnos... Conmigo también lo hace... Ya nos vengaremos... ;)
Per inciso, sto gettando una reputazione, io non di picco o l'aglio.
¡Con lo bueno que yo soy...!
¡¡Scons!!
(Debe ser un taco)
Un abrazo.
¡Gracias por tu extensa respuesta! ¡De verdad! Tengo otra pregunta… Pero no hay prisa en la respuesta… Cuando puedas… ¿Su esposa y su mejor amigo también eran escritores? En caso afirmativo, ¿también te gustan sus obras? ¿Fueron felices su mujer y él? ¿Cuándo conoció a su amigo? ¿Fueron siempre amigos? :)
Un beso!
PD. ¡No entiendo muy bien el comentario de Ariovisto! ¡Me tocará buscar un traductor!
Muchas muchas gracias por traducirme el texto de Ariovisto y por contestar a mis curiosas preguntas. Me alegro de que todas las respuestas sean tan bonitas. Preciosa amistad y dichoso matrimonio. ¡Qué suerte tuvo Chesterton!
Un beso.
Por cierto, me estoy creando una reputación... yo que no pico ni el ajo...
A Ariovisto le gusta picarnos (Sporima .. Sapore di mare...)
"Mayir": Acción de hacer mayas antes de irse a dormir.
Chi vediamo così a lungo, il mio amico capelli ribelli...
¿Sabes cómo se dice "huevo seco" en valenciano?
Verif. "OUSEC
Cuídate, amigo.
¿se puede escribir en castellano aquí?
Yo también andaba liado estos días. Por eso me he prodigado poco y por eso no hay inspiración, supongo. Ya vendrá.
Feliz fin de semana.
Verif: ariovisto (listillo políglota)
Muchas gracias por el aviso!! Corregir exámenes!! Se me ponen los pelos de punta!! Yo acabé el lunes pasado... Ánimo!!!
Un beso.
para que luego digan que los profes no trabajan. ¡Por lo menos una semana al año sí que lo hacéis!
En realidad este libro se parece mucho a aspectos que las religiones tocan (tipo los 10 mandamientos): ser honestos, ser sinceros, preocuparse por las opiniones y los sentimientos de los demás. Puede que sea útil en la medida en que las religiones son útiles como guía moral para algunas personas.
De hecho el autor, sorprendentemente, se moja en los aspectos religiosos:
A personal note.
As I conclude this book I would like to share my own personal conviction concerning what I believe to be the source of correct principles. I believe that correct principles are natural laws, and that God, the Creator and Father of us all, is the source of them, and also the source of our conscience [...] I believe that there are parts to human nature that cannot be reached by either legislation or education, but require the power of God to deal with [...]
En realidad el libro no es más que un libro que recomienda tener un comportamiento basado en principios morales y éticos correctos. No he leído nada en él que mis defensas hayan rechazado o que me haya parecido inapropiado, estúpido o injustificable.
Un abrazo
¡no es necesario que lo leas! Yo lo he leído porque mi hermano me lo regaló, no por iniciativa propia. En realidad si crees que todo está bien en tu vida no tienes por qué leer libros destinados a personas que no están satisfechas con sus vidas.
Solo quería reflejar en mi comentario que no parece un libro peligroso ni estúpido, sino sensato y quizá útil. Hay mucha gente que no sabe ser feliz.
Un abrazo
Muchas gracias por tu felicitación!!!
Espero que tengas que usar poco tiempo más el boli rojo!!
Sí... También soy profesora... Tiene muchas cosas buenas la profesión pero también alguna mala, como corregir...
Un beso.
no me merece la pena acudir a ninguna parte, porque habré perdido unos 12 euros, más o menos. Pero alguien debería hacer algo al respecto, porque estos estafadores venden cientos, miles de reproductores al mes y eso sí es mucho dinero.
Además cuando ven que tienen muchas quejas se dan de baja y se dan de alta con otro nombre de usuario, y siguen con sus estafas.
Un abrazo
ya sabes que la inspiración es el fruto de las mentes ociosas. Son cosas que quería escribir hace días, pero no había encontrado el momento.
Es verdad que, además, Garzón es un incompetente por lo mal que instruye los casos. Si no fuera del PSOE, y esto fuera un estado de derecho, ya lo habrían inhabilitado. Por el contrario, es del PSOE y España es un cachondeo, donde un tipo así puede ser juez.
Un abrazo
Tomo tus palabras como una presentación oficial de tu mujer. ¡Encantada de conocerte, Sol! A partir de ahora me despediré de ti como de Ariovisto: con dos besos. En su caso uno es para Romina y el otro para él. En el tuyo, uno será para Sol y el otro para ti.
Dos besos.
Dos besos!
¿Antonio Gala no es ése que escribe contra la iglesia en El Mundo? Espero que sus novelas tengan más variedad que sus columnas. Aquí pueden caer mil bombas nucleares que él estaría erre que erre...
Supongo que eso es en parte por lo que Antoñito no te gusta.
Verif: tulantra. ¡Tú eres una tulantra!
(qué bonito)
Un abrazo
¿qué tienes en contra de los sonetos cortos? En televisión no se dispone de mucho tiempo... ¡Imagínate que escoge uno de sus sonetos más largos y se tira media hora recitando! ¿Qué hubiese hecho entonces la pobre Nieves? ¿Cortarle por las bravas?
¿No serás de esos dogmáticos que creen que los sonetos solo pueden ser de 14 versos endecasílabos, no?
El concepto soneto es discutido y discutible...
Un abrazo