CHESTERTON, COWBOY


Cuando uno consulta las biografías de Gilbert Keith Chesterton (y ya hay unas cuantas) tropieza con anécdotas memorables, a las que algún día tendremos que dedicar una o varias entradas de este blog. Asimismo, encuentra fotos curiosas, algunas de las cuales ya os hemos ofrecido en las entradas que podéis ver bajo la etiqueta de 'Álbum de fotos de Gilbert y Frances'.

Pero quizá la foto más curiosa que se hizo Chesterton en su vida, la más rara y extraña, fue la que hoy os ofrecemos aquí y en la que le vemos junto a James M. Barrie (el autor de Peter Pan), con su cordial oponente dialéctico George Bernard Shaw y con otros dos amigos llamados Archer y Walden. Podemos verles ataviados con trajes de cowboy, porque parece que Barrie, gran aficionado al cine amateur, iba a rodar un pequeño corto, una comedia ambientada en el Oeste americano, con sus amigos como protagonistas.

La anécdota fue que a Chesterton le dejaron casi el traje más pequeño, con lo que se encontraba de todo punto ridículo en la piel de ese cowboy con vestiduras ceñidas y cortas. Esto lo cuenta el propio Chesterton en su célebre Autobiografía (1936) de forma muy jocosa y divertida, riéndose de sí mismo, como sólo son capaces de hacer aquellos que gozan de buen sentido del humor.

Os ofrezco la anécdota contada por el mismo Chesterton en las páginas de su Autobiografía. Siento que sea en inglés, no hemos podido encontrar el texto en castellano, pero se entiende muy bien. Estas son sus palabras:

“We went down to the waste land in Essex and found our Wild West equipment. But considerable indignation was felt against William Archer; who, with true Scottish foresight, arrived there first and put on the best pair of trousers … We … were rolled in barrels, roped over fake precipices and eventually turned loose in a field to lasso wild ponies, which were so tame that they ran after us instead of our running after them, and nosed in our pockets for pieces of sugar. Whatever may be the strain on credulity, it is also a fact that we all got on the same motor-bicycle; the wheels of which were spun round under us to produce the illusion of hurtling like a thunderbolt down the mountain-pass. When the rest finally vanished over the cliffs, clinging to the rope, they left me behind as a necessary weight to secure it; and Granville-Barker kept on calling out to me to Register Self-Sacrifice and Register Resignation, which I did with such wild and sweeping gestures as occurred to me; not, I am proud to say, without general applause. And all this time Barrie, with his little figure behind his large pipe, was standing about in an impenetrable manner; and nothing could extract from him the faintest indication of why we were being put through these ordeals”.

Comentarios

Entradas populares