FRASES CÉLEBRES COMENTADAS (2)
Soy consciente de que éste es un blog atípico. Reconozco que apenas hago alusiones a la más candente actualidad. Confieso que las noticias del aquí y ahora pasan, vuelan, sobrevuelan, como las horas (omnia vulnerant, ultima necat: todas hieren; la última, mata) pero, a diferencia de la mayoría de los blogs al uso, no suelen aparecer en estas páginas ni tienen el eco que tal vez merecerían.
Espero que sepáis disculpar esa falta y comprendáis que éste es un blog esencialmente literario, y muy particularmente de homenaje a las figuras de Hilaire Belloc, Gilbert Chesterton, Frances Blogg y todo el mundo que les rodeó, muchos de cuyos problemas y retos siguen siendo, a día de hoy, igual de acuaciantes y trascendentes que entonces.
Lo escribo como justificación a la ausencia de comentarios por mi parte acerca de las noticias de más rabiosa e impactante actualidad (la descomunal cifra de paro, la cita electoral europea, la visita del Papa a Israel y Tierra Santa, el Debate sobre el Estado de la Nación, la gripe porcina...) y para que quede claro que esos temas me preocupan, y alguna vez asoman o han asomado por las ventanas de este sitio, pero no es el tema fundamental del blog ni es mi estilo. Valga como justificante (pese a sonar a excusa) y quede patente mi interés por esos asuntos.
Ocasión habrá de que salgan a relucir en estas páginas, si viene a cuento o tiene uno el día político. Por seguir con los latinajos, diremos con Terencio: nihil humanum alienum a me (nada de lo humano me es ajeno), por más que muchas veces no me meta en honduras y en temas que tanto nos interesan a tantos. Bien sabido es de todos que la actualidad es volandera, huidiza, caprichosa, pasajera, veleta expuesta a mil vientos contrarios, lo que provoca que un blog demasiado centrado en 'el tema del día', por así decirlo, quede desactualizado, por paradójico que parezca, en menos de 24 horas. Este blog no aspira a comentar lo efímero de cada día, sino más bien aquellas cosas que, siendo grandes o pequeñas, importan todos los días y han importado en todas las épocas. Con la excusa de tres personalidades del pasado, se le puede tomar el pulso a la actualidad, hablar de poesía, narrar cuentos o comentar historias policiacas, amén de lo que se nos antoje (Admito sugerencias que deséeis hacerme sobre temas a tratar, literarios o no, políticos o no, religiosos o no. Y lo subrayo. Agradecería vuestras ideas sobre temas que os gustaría ver tratados en estas páginas). Este blog es tan vuestro como mío. Mis manos lo escriben; vuestros ojos le dan vida.
Siento haberme extendido en el preámbulo porque lo que en realidad quería traeros hoy a vuestra consideración es una nueva entrega de frases célebres. Si la primera fue dedicada al "santo patrón" de este lugar, hoy me gustaría añadir alguna frase famosa del "copatrono", es decir, del contundente, agudo y fidelísimo escritor anglofrancés o galobritánico Hilaire Belloc, de quien ya hemos tratado aquí, pero merece conocer un poco más su pensamiento. Como siempre, comento de forma breve sus palabras y dejo a vuestra libertad que añadáis lo que queráis, si alguna frase os gusta u os llama la atención. Helas aquí:
1.-"El lugar donde uno nace es la envoltura del alma. La iglesia donde uno reza es parte del alma misma". Belloc era, si cabe, un católico más ferviente que su amigo Gilbert Chesterton. Fue educado en la tradición cristiana y sentía auténtica devoción y demostraba fe en las creencias recibidas de la Iglesia. No es extraño que identifique en esta frase la iglesia como 'parte del alma misma' de cualquier persona. Por cierto que eso le llevó a vivir más de una anécdota, dada la desabridez de su carácter (no olvidéis que le llamaban "Old Thunder", viejo trueno): cuentan que entró a oír misa en la anglicana catedral de Westminster y se arrodilló a rezar. Pasó a su lado un sacristán, que le interrumpió diciéndole: "Disculpe, señor, aquí nos ponemos de pie", y Belloc le espetó: "Váyase al infierno". El sacristán añadió: "Lo siento, señor, no sabía que fuera usted católico".
2.-"Que la mujer no sea sólo la cocinera del marido, sino que sea también, y ante todo, su compañera espiritual". Hoy que vivimos bajo la pesada dictadura de lo políticamente correcto, esta sentencia tal vez suene a mucha gente un tanto machista o trasnochada, pero sólo si nos quedamos con la primera parte o bien la reducimos a lo que no dice en realidad. Belloc adoraba a las mujeres y, aunque pudo criticar los excesos del insufrible feminismo inglés de principios del siglo XX, siempre defendió a la mujer y su insustituible papel como esposa, madre, amiga, compañera espiritual y, cómo no, trabajadora. Él veneraba a su esposa, Elodie Hogan, con la que tuvo cinco hijos. A tal punto llegó esa adoración que, cuando ella murió, mantuvo cerrado el dormitorio donde compartieron su vida conyugal y cada vez que pasaba por delante de esa puerta se santiguaba y, a veces, dejaba asomar en sus ojos una cristalina lágrima del más puro amor.
3.-"No hay nada que merezca la fatiga de la victoria como no sea la alegría y el afecto de los amigos". Belloc, los hermanos Chesterton y otros muchos fueron incansables en su defensa de la fe, de la libertad y de la democracia, de tantos valores por los que merece la pena luchar, pese a la 'fatiga de la victoria'. Les unió una inquebrantable amistad basada en valores inquebrantables.
Cecil, el hermano menor de Chesterton, dio su vida por esos valores en la 1ª Guerra Mundial. El propio Gilbert Chesterton estuvo a punto de morir de agotamiento físico por defender el honor de su hermano en el célebre "Caso Marconi", del que nos ocuparemos en otra ocasión, porque no es demasiado conocido hoy en día pero, visto lo que hoy pasa en España en la prensa con los ataques a periodistas tan relevantes como Federico Jiménez Losantos o César Vidal, entre otros, podríamos encontrar aterradores paralelismos de asedio a la libertad de expresión.
En esa denodada lucha en pro de la libertad de expresión y otras tantas cosas, Belloc y los Chesterton unieron sus caminos, en la seguridad de que esas polémicas casi de caballeros andantes les iban a reportar una considerable e impagable felicidad: la alegría y el afecto de los amigos.
Gracias por vuestra lectura. Un saludo muy cordial a todos, amigos blogueros.
Espero que sepáis disculpar esa falta y comprendáis que éste es un blog esencialmente literario, y muy particularmente de homenaje a las figuras de Hilaire Belloc, Gilbert Chesterton, Frances Blogg y todo el mundo que les rodeó, muchos de cuyos problemas y retos siguen siendo, a día de hoy, igual de acuaciantes y trascendentes que entonces.
Lo escribo como justificación a la ausencia de comentarios por mi parte acerca de las noticias de más rabiosa e impactante actualidad (la descomunal cifra de paro, la cita electoral europea, la visita del Papa a Israel y Tierra Santa, el Debate sobre el Estado de la Nación, la gripe porcina...) y para que quede claro que esos temas me preocupan, y alguna vez asoman o han asomado por las ventanas de este sitio, pero no es el tema fundamental del blog ni es mi estilo. Valga como justificante (pese a sonar a excusa) y quede patente mi interés por esos asuntos.
Ocasión habrá de que salgan a relucir en estas páginas, si viene a cuento o tiene uno el día político. Por seguir con los latinajos, diremos con Terencio: nihil humanum alienum a me (nada de lo humano me es ajeno), por más que muchas veces no me meta en honduras y en temas que tanto nos interesan a tantos. Bien sabido es de todos que la actualidad es volandera, huidiza, caprichosa, pasajera, veleta expuesta a mil vientos contrarios, lo que provoca que un blog demasiado centrado en 'el tema del día', por así decirlo, quede desactualizado, por paradójico que parezca, en menos de 24 horas. Este blog no aspira a comentar lo efímero de cada día, sino más bien aquellas cosas que, siendo grandes o pequeñas, importan todos los días y han importado en todas las épocas. Con la excusa de tres personalidades del pasado, se le puede tomar el pulso a la actualidad, hablar de poesía, narrar cuentos o comentar historias policiacas, amén de lo que se nos antoje (Admito sugerencias que deséeis hacerme sobre temas a tratar, literarios o no, políticos o no, religiosos o no. Y lo subrayo. Agradecería vuestras ideas sobre temas que os gustaría ver tratados en estas páginas). Este blog es tan vuestro como mío. Mis manos lo escriben; vuestros ojos le dan vida.
Siento haberme extendido en el preámbulo porque lo que en realidad quería traeros hoy a vuestra consideración es una nueva entrega de frases célebres. Si la primera fue dedicada al "santo patrón" de este lugar, hoy me gustaría añadir alguna frase famosa del "copatrono", es decir, del contundente, agudo y fidelísimo escritor anglofrancés o galobritánico Hilaire Belloc, de quien ya hemos tratado aquí, pero merece conocer un poco más su pensamiento. Como siempre, comento de forma breve sus palabras y dejo a vuestra libertad que añadáis lo que queráis, si alguna frase os gusta u os llama la atención. Helas aquí:
1.-"El lugar donde uno nace es la envoltura del alma. La iglesia donde uno reza es parte del alma misma". Belloc era, si cabe, un católico más ferviente que su amigo Gilbert Chesterton. Fue educado en la tradición cristiana y sentía auténtica devoción y demostraba fe en las creencias recibidas de la Iglesia. No es extraño que identifique en esta frase la iglesia como 'parte del alma misma' de cualquier persona. Por cierto que eso le llevó a vivir más de una anécdota, dada la desabridez de su carácter (no olvidéis que le llamaban "Old Thunder", viejo trueno): cuentan que entró a oír misa en la anglicana catedral de Westminster y se arrodilló a rezar. Pasó a su lado un sacristán, que le interrumpió diciéndole: "Disculpe, señor, aquí nos ponemos de pie", y Belloc le espetó: "Váyase al infierno". El sacristán añadió: "Lo siento, señor, no sabía que fuera usted católico".
2.-"Que la mujer no sea sólo la cocinera del marido, sino que sea también, y ante todo, su compañera espiritual". Hoy que vivimos bajo la pesada dictadura de lo políticamente correcto, esta sentencia tal vez suene a mucha gente un tanto machista o trasnochada, pero sólo si nos quedamos con la primera parte o bien la reducimos a lo que no dice en realidad. Belloc adoraba a las mujeres y, aunque pudo criticar los excesos del insufrible feminismo inglés de principios del siglo XX, siempre defendió a la mujer y su insustituible papel como esposa, madre, amiga, compañera espiritual y, cómo no, trabajadora. Él veneraba a su esposa, Elodie Hogan, con la que tuvo cinco hijos. A tal punto llegó esa adoración que, cuando ella murió, mantuvo cerrado el dormitorio donde compartieron su vida conyugal y cada vez que pasaba por delante de esa puerta se santiguaba y, a veces, dejaba asomar en sus ojos una cristalina lágrima del más puro amor.
3.-"No hay nada que merezca la fatiga de la victoria como no sea la alegría y el afecto de los amigos". Belloc, los hermanos Chesterton y otros muchos fueron incansables en su defensa de la fe, de la libertad y de la democracia, de tantos valores por los que merece la pena luchar, pese a la 'fatiga de la victoria'. Les unió una inquebrantable amistad basada en valores inquebrantables.
Cecil, el hermano menor de Chesterton, dio su vida por esos valores en la 1ª Guerra Mundial. El propio Gilbert Chesterton estuvo a punto de morir de agotamiento físico por defender el honor de su hermano en el célebre "Caso Marconi", del que nos ocuparemos en otra ocasión, porque no es demasiado conocido hoy en día pero, visto lo que hoy pasa en España en la prensa con los ataques a periodistas tan relevantes como Federico Jiménez Losantos o César Vidal, entre otros, podríamos encontrar aterradores paralelismos de asedio a la libertad de expresión.
En esa denodada lucha en pro de la libertad de expresión y otras tantas cosas, Belloc y los Chesterton unieron sus caminos, en la seguridad de que esas polémicas casi de caballeros andantes les iban a reportar una considerable e impagable felicidad: la alegría y el afecto de los amigos.
Gracias por vuestra lectura. Un saludo muy cordial a todos, amigos blogueros.
Comentarios
Mantente así, precisamente esto es lo que le hace ser un blog especial.
Un abrazo.
seguro que te las apañas bien para encontrar temas con los que sorprendernos.
No he entendido lo de que no sabía que era católico. ¿Es que los anglicanos no creen en el infierno o algo así?
Es cierto que nada es comparable a la amistad.
Hun abrazo, con ache mayúscula.
Si de Gilbert es realtivamente díficil conseguir algo, de Belloc más, gracias por esas citas.
lo de católico estuvo genial
(hemos:yo con mi)
Me parece encantador que los dos grandes amigos quisieran tanto a sus esposas. Hasta ahora imaginaba que Belloc había sido soltero... Supongo que tu blog no está dedicado a los cuatro porque la mujer de Belloc no escribía... Cinco hijos! Seguro que Chesterton, sin hijos propios, querría un montón a los de su amigo...
Dos besos!
Saludos
Un abrazo.
Acepto -o aceptaría- encantado esos premios que me has dado, pero no sé si tendré tiempo de recogerlos. Creo recordar que tengo otro premio pendiente en tu blog y se me llevan los diablos por no poder echarle al asunto el tiempo que se merece. Como ves ni siquiera mi última entrada es original ;)
Me tengo que poner al día respecto de Belloc, al que conozco muy poquito. Magnífica contestación la suya al sacristán. Si me permites, le imito ahora que me despido: "¡Váyase al infierno!" -Espero que por ser estas palabras salidas de la boca de Belloc te las tomes con alegría y humor, un abrazo-.