jueves, 9 de abril de 2015

UNA ORACIÓN EN LA OSCURIDAD


Tras las celebraciones de esta Semana Santa, momento de intensa oración y recogimiento, para tener siempre en mente la Cruz del Señor, y todo lo que ese instante mortal significó entonces, significa y lo será para siempre, creo que a vosotros, queridos amigos chestertonianos, tal vez os guste leer esta "Oración en la oscuridad" escrita por Gilbert Keith Chesterton


La versión en castellano que os ofrezco nació de mi escaso intelecto; ruego, pues, que la leáis con ojos de bondad y que los entendidos en inglés la juzguen generosamente, como así harán, sin duda, pues ni soy un experto traductor ni presumiré nunca de mis conocimientos de la lengua inglesa.

Espero que os guste y os sirva tal vez para reflexionar sobre la trascendencia de la vida, y lo que supone una vida sin la mirada puesta en Dios, es decir, una vida olvidada de todo vestigio de Fe.

Como siempre en este blog, figura primero el original en inglés y le sigue mi pobre, pálida e imperfecta versión del poema chestertoniano. Que Dios os bendiga y la Virgen os proteja siempre.

A PRAYER IN DARKNESS

This much, O heaven—if I should brood or rave,
Pity me not; but let the world be fed,
Yea, in my madness if I strike me dead,
Heed you the grass that grows upon my grave.

If I dare snarl between this sun and sod,
Whimper and clamour, give me grace to own,
In sun and rain and fruit in season shown,
The shining silence of the scorn of God.

Thank God the stars are set beyond my power,
If I must travail in a night of wrath,
Thank God my tears will never vex a moth,
Nor any curse of mine cut down a flower.

Men say the sun was darkened: yet I had
Thought it beat brightly, even on—Calvary:
And He that hung upon the Torturing Tree
Heard all the crickets singing, and was glad.

UNA ORACIÓN EN LA OSCURIDAD

Este rincón, Oh Cielos (si yo anduviera en desvelos o delirios,
No os apiadéis de mí; mas dejad al mundo en sus hastíos,
Sí, así es; si en mi locura, me viera golpeado por la muerte),
Mirad este rincón, mirad mi tumba, donde la hierba crece.

Si, en mi osadía, contendiese entre esta tierra y el Sol,
Entre el llanto y el ruido, dadme vuestra bendición,
Haga sol, o llueva o dé frutos la nueva estación,
En el brillante silencio del escarnio de Dios.

Gracias a Dios las estrellas están lejos de mi poder,
No sea que me mortifique en una noche de furor;
Gracias a Dios mi llanto nunca herirá ni a una polilla,
Ni tampoco ninguna maldición mía cortará una flor.

Dicen los hombres que el Sol se oscureció: aún creí
Que brillaba su resplandor, incluso en el Calvario:
Y que Aquel que en el Árbol de la Cruz fue colgado
Escuchó a los grillos cantando... Y fue feliz.
 

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