domingo, 31 de mayo de 2009

ORACIONES TRADICIONALES (9): SALVE REGINA

ORACIONES TRADICIONALES (9):
SALVE REGINA

Desde el blog de Hilaire, Gilbert y Frances no podíamos dejar que pasase el mes de mayo sin ofrendar nuestro pequeño homenaje a Nuestra Señora, la Virgen María. Es su mes y qué mejor oración para honrarla que la "Salve". Es una oración muy antigua, sin duda medieval, tal vez del siglo XI o XII, cuando la devoción por la Virgen era enorme, como lo fue durante toda la Edad Media.

Ha sido atribuida a San Bernardo de Claraval, de quien ya hablamos en otra entrada de este blog, pero él no la escribió, aunque hoy sabemos que el santo añadió la invocación que rezamos al final: "O clemens, o pia, / O dulcis, Virgo Maria" (Oh, clemente, oh pía, / Oh dulce Virgen María"). También se ha atribuido al monje Hermann Contracto y al obispo Pedro de Mezonzo, sin que hasta la fecha se haya podido saber quién la escribió. El Papa Gregorio IX la aprobó y prescribió que se cantara al final del rezo de las Completas.

Aunque la Salve principalmente es una oración dedicada a la Virgen María (en latín, Salve Regina, Dios te salve, reina...), la gran variedad de representaciones de la Vírgen y la devoción existente en cada lugar donde se venera ha generado la creación de una "Salve" particular según la advocación del lugar. Dicen que es una de las oraciones que le rezaron a Chesterton en su lecho de muerte. Desde luego, resulta una de las más usadas por la Iglesia en todo tipo de celebraciones, desde la liturgia de las horas hasta en la conclusión de ciertas misas solemnes.

Como siempre, ofrecemos el texto latino seguido de la versión castellana. Esta es una de las pocas oraciones en latín que me sé de memoria, cosa que lamento, pues son muy hermosas en la antigua lengua de los cristianos.

SALVE REGINA
Salve, Regina, Mater misericordiae,
vita dulcedo, et spes nostra, salve.
Ad te clamamus, exsules filii Evae,
ad te suspiramus, gementes et flentes,
in hac lacrimarum valle.
Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos
misericordes oculos ad nos converte;
et lesum, benedictum fructum ventris tui,
nobis post hoc exilium ostende.
O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.
Amen



SALVE

Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia,

vida, dulzura y esperanza nuestra.
A ti clamamos, los desterrados hijos de Eva;
a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas.
Ea, pues, Señora, abogada nuestra,
vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos,
y después de este destierro muéstranos a Jesús,
fruto de tu bendito vientre,
Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María,
Amén


Saludos, queridos amigos, y que paséis un feliz domingo.

5 comentarios:

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Querido GKCh:
Gracias por unirte a mis dos peticiones.
Este post de hoy, además de ser muy interesante,es muy instructivo.
Me encantan las oraciones y las canciones eclesiásticas en latín, debe ser en desagravio a esta lengua y a los suspensos que tuve en esta asignatura durante el bachillerato.
Buen Domingo y un abrazo.

ELSINOR dijo...

Hola, GKCh.

Preciosa oración. A mí también me gustan las oraciones en latín, aunque tampoco me sé muchas.

Saludos

Anónimo dijo...

Una bonita oración, GKCh. Un bonito homenaje a la Virgen!
Dos besos!

Rictus Morte dijo...

Y además hoy recordar también la Salve rociera

Ruth dijo...

La Salve es una de las oraciones a la Virgen que más me gusta, sobre todo cantada. Me la enseñaron de chica en el colegio y en algunas iglesias todavía se canta a la salida de Misa. Saludos, GKCh!

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